Sólo un 2% del genoma codifica proteínas. ¿Qué hace el resto? ¿Cómo es su estructura?. Una de la regiones más interesantes y desconocidas en el genoma de la célula eucariota es el centrómero. En dos trabajos recientes, investigadores del IQFR y del CBMSO, en colaboración con otros grupos internacionales, han demostrado que secuencias centroméricas de organismos tan distantes evolutivamente como la mosca del vinagre y el ser humano son capaces de plegarse in vitro formando estructuras secundarias del mismo tipo, denominadas “i-motif”. La prevalencia de estas estructuras en secuencias centroméricas de organismos tan dispares sugiere que este motivo podría estar involucrado en la organización estructural del centrómero. Si así fuese, el ADN centromérico podría haberse seleccionado durante la evolución, no por su secuencia primaria, sino por su capacidad para formar este tipo de estructura no canónica.
Estos dos trabajos son resultado de una colaboración con nuestro colega y amigo, Alfredo Villasante, a cuya memoria están dedicados.
M. Garavís, N. Escaja, V. Gabelica, A. Villasante and C. González. Centromeric alpha-satellite DNA adopts dimeric i-motif structures capped by AT Hoogsteen base pairs. Chemistry-A Eur. J., 21, 9816-9824, 2015. doi: 10.1002/chem.201500448 (artículo del mes SBE, junio 2015)
M. Garavís, M. Méndez-Lago, V. Gabelica, S. L. Whitehead G. González, and A. Villasante. The structure of an endogenous Drosophila centromere reveals the prevalence of tandemly repeated sequences able to form i-motifs. Sci. Rep., 5, 13307, 2015. doi: 10.1038/srep13307